martes, 4 de enero de 2011

Una vida, una vocación

Maite Guardiola se vistió con siete años, por primera vez, con una camisa blanca, una falda y unos pololos, y saltó al tapiz colocado en el césped del estadio de fútbol de Tarazona a cumplir una ilusión de niña: ejecutar un ejercicio de gimnasia. Su familia, el público, aplaudió a una niña inquieta, atraída por un deporte que abrazó con verdadera pasión, y del que ha hecho vocación en su vida. Una inspiración entusiasta basada en una máxima que le llevó a enriquecerse como persona, y a alimentar la sabiduría de todos los que le han rodeado: voluntad y trabajo. Cuarenta y dos años volcada, con determinación, a inculcar en la mujer la necesidad de la práctica deportiva como vehículo para la integración social, sin discriminación por razón de sexo; como medio para educar, fiel a unos valores que engrandecen la calidad humana. Maite Guardila recibió el mes pasado el homenaje de la ciudad a una persona que se entregó a la educación física y a la gimnasia rítmica. Su plasmación es el primer Premio Mujer y Deporte, convocado por el Zaragoza Deporte Municipal y el Consejo Superior de Deportes, institucionalizado en el marco de la XIII Carrera de la Mujer de Zaragoza, y que recibirá el próximo mes durante la celebración de la Gala del Deporte en la capital.

Maite Guardiola iba para farmacéutica pero el hobby se convirtió en vocación. "El deporte es una escuela de vida", concluye.

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